“—“Amad a los que nos odian” – murmuró Dolly, casi con vergüenza.
Alexis Alejandrovitch sonrió con desdén. Esas palabras las conocía, pero no eran del caso.
–Se pueden amar a los que nos odian, pero no a los que odiamos.”
p. 248
“Mamá posee el arte de crearse motivos de tristeza.”
p. 349
“Mi vida interior no estará ya a merced de los acontecimientos; cada minuto de mi existencia tendrá un sentido indudable que estará en mi poder imprimir a cada una de mis acciones: el sentido del bien!”
p. 482
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