viernes, 31 de marzo de 2017

Fragmentos del libro "Pueblo en vilo” del escritor mexicano Luis González y González



"Al no haber otra persona que se opusiera, don Frutos tomó de una mano al vendedor Tirso Arregui y lo paseó por un trecho del lindero; cogió enseguida unas piedras y las arrojó; arrancó unos zacates de la tierra, cortó unas ramas e hizo otras señales de verdadera posesión. Luego la comitiva montó en sus caballos y cabalgó por el arroyo de San Miguel y barranca de La Leona hasta el río de la Pasión, donde se repitió la ceremonia de arrancar zacate."
Pág. 19


"El dinero servía para tres propósitos: para ser tenido en más, para adquirir tierras y para enterrarlo. Era un gusto asistir a la bodas y herraderos con los bolsillos repletos de monedas de plata para que resonaran al caminar y a la hora del baile. [...] El espíritu del ahorro, la idolatría de la tierra y el sentido ornamental asignado a la plata, eran tres elementos esenciales de su mentalidad económica."
Pág. 26


"El comportamiento de los funcionarios públicos no ayudaba nada en la tarea de infundir en los rancheros respeto y amor para la autoridad civil."
Pág. 33


"El señor cura Zepeda llamó aparte a los llaneros y les dijo: "vamos a fundar el pueblo según lo quieren. Vean a su ilustrísima para que nos dé el permiso correspondiente." Luego les dio las instrucciones para abordar al obispo. Había que hincarse delante de él; besarle la esposa; la esposa era el anillo que llevaba en la mano derecha; no se fueran a confundir como lo hizo el bobo que besó a una dama de alcurnia sentada al lado del señor obispo."
Pág. 46


"Durante la comida se trató el asunto del nombre. se le podía dejar el de Llano de la Cruz, pero lo mejor era ponerle otro. Cómo se le iba a decir llano si estaba en una loma. Sería bueno ponerle nombre de un santo, pero la corte celestial estaba muy poblada. Doña Refugio, la hermana del señor cura dijo; "Póngale San José; hoy es 19 de marzo, día del patriarca José". Todos estuvieron de acuerdo, y sepa quién le agregó a San José el de Gracia."
Pág. 48


"El pueblo de San José madura. Se convierte en verdadera capital de una veintena de rancherías, en centro ceremonial, mercantil y civilizador. Las dos últimas etapas transcurren en un clima optimista, expansivo. Se trata de una belle époque ranchera."
Pág. 93


"Así la vieja idea de que el mundo se rige por voluntades, no por leyes. En primer término por la voluntad de Dios; en segundo por la voluntad de los santos y en tercero, por la voluntad de los hombres, cuando Dios les da licencia."
Pág. 99


"También creía que los ricos era gente de "provecho"."
Pág. 107


"...y muchas noticias más, mientras en San José y su alrededores no pasaba nada, fuera de la tentativa de Elías Martínez para volverse pájaro.

Elías hizo una armazón con alas de petate; se la echó a la espalda; se trepó a un fresno; desde arriba el pidió a un amigo y observador que lo espantara; el amigo le arrojó una piedra y Elías se tiró a volar. Según unos estuvo a punto de matarse porque se olvidó de ponerse cola y pico; según otros porque no fue azuzado con el suficiente vigor."
Pág. 110


"Cualquier extraño en el pueblo podía ser espía. Por eso se le conducía al cementerio; se llamaba al padre para que lo confesara y se le proporcionaba el balazo indispensable para caer en una tumba previamente abierta."
Pág. 117



Luis González y González



"En uno de los días del lustro del lustro 1915-1919 un hombre le clavó un puñal a otro. Las últimas palabras de la víctima fueron: "No seas desgraciado, sácame el puñal. No me dejes morir con él adentro". El agresor repuso: "Quédate con él. Puede servirte de algo en la otra vida". "
Pág. 121


"...que varios maridos se habían vuelto cornudos, que el esposo de fulanita se asustó al ver que otro hombre se metía a su cama, y en lugar de golpearlo, se metió debajo del lecho y allí estuvo tiritando hasta el final del combate."
Pág. 121


"Rafael Haro, además de educar niños, emprende la reeducación de los mayores por medio del teatro. Compone y pone sainetes para satirizar algunas costumbres anormales que creían en el pueblo. Ridiculiza en "El Alcalde de Panzacola" la bravura y en "La Zanahoria" la ola de irracionalidad y superstición, la entrega de la gente a la charlatanería de curanderos y gitanos. Ambas piezas, y sobre todo "El Alcalde", tuvieron mucha resonancia."
Pág. 136


"El odio siguió siendo el sentimiento predominante. [...] Entre los ingredientes de ese odio se encuentra la impotencia para ponerlo en marcha, la amargura de no poder agredir al enemigo y menos triturarlo, el deseo impotente de venganza y el furor incesante. La ira condujo a varios a la maldad pura, a convertirse en hombres de "mal corazón " dispuestos a dar palos de ciego. A los otros los arrastró al campo del resentimiento. No a los viejos ni los adultos mayores, pero sí a muchos de todas las demás edades. En ayuda del odio, detrás o delante del odio, acompañándolo, estimulándolo, alimentándolo, rondaron por el pueblo las malas pasiones."
Pág. 173


"En cada uno de estos lugares se instaló una agencia telefónica. "Por las fallas constantes de los aparatos" los usuarios de aquel servicio se hacían oír prácticamente a gritos."
Pág. 198


""Hubo muchos muertos por tierras. A uno con toda la descarga de la pistola, no le salió sangre; cayó muerto, pero no le salió ni gota de sangre. Era porque estaba asustado.""
Pág. 212


"Se corrió la voz de que había en Jiquilpan un verdugo que con muy buenas maneras se acercaba al abigeo encarcelado, le ponía un puñal de doble filo a la altura del corazón, y les preguntaba gravemente: "¿Te empujas o me empujo?"."
Pág. 229


"De hecho, la honra de las mujeres es como el vidrio: se rompe y se empaña con suma facilidad. Aunque ya no lo sean, deben pensar como vírgenes. Una mujer deshonrada corre el peligro de ser matada y es frecuente que los padres y los hermanos la dejen molida a palos. Lo más grave es que los varones de la familia se ven obligados a lavar la afrenta, y piensan que el único lavado efectivo es el hecho con sangre. "La deshora de la mujer no se queda en ella; su humillación es contagiosa; su maldad embarra a sus padres y hermanos, y eso si es soltera"."
Pág. 327



Pueblo en vilo



"Los insectos humanos que tienden al alza se llaman alcohólicos, choferes imprudentes, idiotas y mendigos."
Pág. 340


"La maledicencia, el hablar mal de los demás, el hacer constante crítica del prójimo no ha podido detenerlo ningún sacerdote."
Pág. 340-341


"El concepto tradicional de la muerte sigue incólume: es fin y es tránsito. Si no hay tanto respeto por la vida como en las zonas civilizadas es por la presencia de la idea de la muerte. La vida vale poco a causa de la muerte. La muerte es temible porque se ama a la vida y al mismo tiempo es deseable porque se anhela el paraíso."
Pág. 344


"Lo básico es la confesión. Podrá faltar el médico, pero nunca el sacerdote para que confiese, aconseje, dé el sagrado viático, ponga el crucifijo y recomiende el alma del moribundo. Mientras tanto la asociación de la Vela Perpetua ordena el toque de agonía (24 campanadas si el moribundo es hombre y 18 si es mujer) y el rezado de la media hora en el templo parroquial al que asiste mucha gente."
Pág. 345


"Al llegar al camposanto los asistentes se congregan alrededor de la tumba y se procede a la ceremonia de la cristiana sepultura; se cubre de tierra el hoyo, y ya de vuelta todos se quitan su máscara de solemnidad; se meten el sombrero y hablan de tiempo, vacas y cosechas."
Pág. 345



jueves, 16 de marzo de 2017

Fragmentos del libro "Novecento” del escritor italiano Alessandro Baricco


Alessandro Baricco


"No estoy loco, hermano. No estamos locos cuando hemos encontrado el sistema para salvarnos. Somos astutos como animales hambrientos. La locura no tiene nada que ver. Eso es el genio. Es la geometría. Perfección. Los deseos estaban destrozándome el alma.  Podía vivirlos, pero no lo conseguí. 

Así que entonces los conjuré. 

Y uno a uno los fui dejando detrás de mí. Geometría. Un trabajo perfecto. Atodas las mujeres del mundo las conjuré tocando una noche entera para una mujer, una... 
Pág. 76. 



Novecento