Bertrand Russell
“El único placer que desea con todo su corazón es el de que su madre lo acaricie aprobando su conducta, lo cual es un recuerdo a sus experiencias infantiles.” Pág. 15
“Yo, por mi parte no creo que exista superioridad mental alguna en el hecho de ser desgraciado. El hombre prudente puede ser tan feliz como las circunstancias lo permitan, y si encuentra en cierto modo desagradable la contemplación del mundo se dedicará a contemplar otras cosas.” Pág. 19
“…la verdad es que son desgraciados por alguna razón de que ellos mismos no se dan cuenta, y su desgracia les conduce a fijarse en la características más desagradables del mundo en que viven.” Pág. 19
“El hábito de mirar al futuro y creer que la vida no tiene otro sentido que el producir el porvenir es pernicioso.” Pág. 22
“Me calenté ambas manos ante el fuego de la vida;
Esto se hunde, y estoy dispuesto para el viaje.” Pág. 23
“El hombre rico de hoy aspira a ser un tipo totalmente distinto. No lee. Si quiere tener una colección de cuadros, que aumenten su fama, se deja guiar por técnicos en su elección; el placer que le producen no es el de mirarlos, sino le de impedir que otros ricos lo posean.” Pág. 34
“Muchos hombres y mujeres controlan deficientemente sus pensamientos. Quiero decir que no cesan de pensar en tópicos molestos cuando no pueden actuar contra ellos.” Pág. 46
“El discreto piensa en sus problemas tan sólo cuando hay motivo para ello; cuando no es oportuno, piensa en otras cosas…” pág. 46
“Pero es perfectamente posible acallar las inquietudes habituales, excepto cuando es necesario afrontarlas. Es sorprendente hasta qué punto aumenta la felicidad y la eficiencia un cerebro organizado, que piensa adecuadamente en el momento oportuno, en vez de pensar desordenadamente en todo tiempo.” Pág. 47
“Nada es tan agotador ni tan inútil como la indecisión.” Pág. 47
“Lo molesto de la fatiga emocional es que se confunde con todo.” Pág. 48
“Bueno, después de todo la cosa no tiene mucha importancia.” Pág. 50
“La preocupación es una forma del miedo, y todas las formas del miedo producen fatiga.” Pág. 50
“…el mejor procedimiento para combatir el miedo es pensar en él tranquila y razonablemente, pero con gran concentración hasta familiarizarnos con él.” Pág. 50
“Una mujer valerosa tiene que ocultarlo si quiere interesar a los hombres.” Pág. 51
Máximas contra la manía persecutoria:
“La primera: ten en cuenta que tus razones no son tan altruistas como te parecen. La segunda: no sobreestimes tus propios méritos. La tercera: no creas que los demás van a interesarse por tu persona tanto como tú mismo. Y la cuarta: no supongas que hay mucha gente que se preocupa por ti lo bastante para tener especial interés en perseguirte.” Pág. 74
La conquista de la felicidad
“Lo prudente, pues, es no ser demasiado orgulloso ni demasiado modesto en nuestros proyectos.” Pág. 87
“Entre los sectores más cultivados de la sociedad, los más felices son hoy los hombres de ciencia.” Pág. 87
“Cuando el público no puede comprender un cuadro o un poema, se convence de que son detestables uno y otro. Cuando no puede comprender la teoría de la relatividad, se convence –justamente—de que su educación ha sido imperfecta. Como consecuencia, se glorifica a Einstein al mismo tiempo que los mejores plásticos se mueren de hambre en las buhardillas, y el físico es feliz, mientras son desgraciados los pintores.” Pág. 89
“El hombre de ciencia no necesita tertulias, pues todo el mundo lo admira, con excepción de sus colegas. El artista, por el contrario, se encuentra en la desagradable situación de ser despreciado o despreciable. Si su talento es de primer orden, le pueden ocurrir dos cosas igualmente desagradables: la primera si utiliza su talento; la segunda si lo anula.” Pág. 90
“La pobreza lleva al pueblo a creer que nada vale la pena, y el confort hace soportable la tristeza de ese razonamiento.” Pág. 91
“El querer a muchas personas espontáneamente y sin esfuerzo es, tal vez, la mayor fuente de felicidad personal.” Pág. 95
“El secreto de la felicidad es éste: que tus intereses sean lo más amplios posible y que tus reacciones hacia cosas y personas sean amistosas en vez de ser hostiles.” pág. 95-96
“Los que contemplan la fiesta de la vida, adoptan actitudes similares ante las cosas aceptables que se les ofrecen.” Pág. 96
“Cuantas más cosas interesen a un hombre, mayores posibilidades de felicidad tiene y menos expuesto se halla a cualquier accidente, pues si una le falta, puede dedicarse inmediatamente a otra.” Pág. 97
“La vida no puede ser aburrida para quienes los objetos casuales ofrecen tal riqueza de interés.” Pág. 98
“…la mayor parte de hombres y mujeres, al convencerse de que no les quiere nadie, caen en una desesperación tímida alterada por accesos ocasionales de envidia y de malicia.” Pág. 107
“A la gente le cuesta trabajo admirar por miedo a equivocarse, y le cuesta trabajo querer, por temor a que le haga sufrir la persona elegida o la censura de los demás.” Pág. 112
“De todas las formas de cautela, la cautela amorosa es probablemente fatal para la verdadera felicidad.” Pág. 112
“Podemos distinguir la construcción de la destrucción por el criterio siguiente: en la construcción, los motivos iniciales suelen ser relativamente causales y el final encierra un propósito definido; en la destrucción ocurre lo contrario: los motivos iniciales encierran un propósito y el final suele ser casual; es decir, que la finalidad que persigue quien destruye es producir un estado de cosas sin propósito alguno deliberado.” Pág. 128
“Para soportar la desgracia, cuando llega, es discreto haber ampliado en la épocas felices el círculo de nuestros intereses para que nuestro cerebro pueda cambiar de emociones y asociaciones que son insoportables.” Pág. 137
“El declararnos vencidos por una o por varias desgracias no es un aprueba admirable de sensibilidad, sino algo deplorable como un fracaso vital.” Pág. 137
“Es preferible no hacer nada a hacer daño.” Pág. 144
“La mitad del trabajo útil en el mundo se hace para combatir el trabajo perjudicial.” Pág. 144
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